La Madre de San José es una figura poco conocida dentro del cristianismo, pero su influencia se extiende hasta nuestros días. Según la tradición católica, su nombre era Isabel y era una virtuosa mujer de la tribu de Judá.
La Madre de San José fue la esposa de Joaquín, un anciano sacerdote que no podía tener hijos. Isabel también se encontraba en una situación similar, ya que era estéril. Sin embargo, ambos confiaron en la voluntad de Dios y continuaron con su vida en piedad y obediencia.
La Madre de San José fue la madre de María, quien más tarde se convertiría en la Madre de Jesús. Isabel y Joaquín fueron los padres de María en su vejez, después de haber orado y recibido una bendición divina. María creció en una familia piadosa y fue educada en las Sagradas Escrituras desde su más temprana infancia.
Como madre y abuela, la Madre de San José jugó un papel importante en la vida de su familia. Ella y su esposo Joaquín fueron un modelo de fe y tenacidad para María y su esposo José, que más tarde se convertiría en el padre adoptivo de Jesús. Aunque la Madre de San José no aparece en las Sagradas Escrituras, su papel en la historia de la salvación es invaluable.