Palestina, uno de los territorios más antiguos del mundo, fue una región en disputa durante muchos siglos antes de la Primera Guerra Mundial. Durante el conflicto, los británicos obtuvieron el control de la región, prometiendo apoyar a los judíos que habían sido expulsados de Europa con un hogar y un estado propio. Esta promesa fue contenida en el Acuerdo Balfour de 1917.
Después de la Primera Guerra Mundial, la región de Palestina fue asignada a Gran Bretaña como parte de la Sociedad de Naciones. Fue asignada como una "tierra mandataria" para que los británicos la administraran hasta que los palestinos estuvieran preparados para la independencia. Sin embargo, Gran Bretaña permitió la inmigración judía a Palestina a pesar de la resistencia de los palestinos que vivían allí.
En 1948, tras la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña se retiró de Palestina y el estado de Israel fue creado. Esto provocó la Primera Guerra Árabe-Israelí entre Israel y Egipto, Jordania, Siria e Iraq. Como resultado de la guerra, Israel se expandió más allá de los límites originalmente establecidos por la ONU para el Estado de Israel, y los palestinos se vieron obligados a huir de sus hogares. Esto provocó una ola de inmigración a otros países del Medio Oriente, como Jordania, Líbano y Siria.
Desde entonces, Palestina ha estado enfrentando una situación de conflicto casi constante. La lucha de los palestinos por la autodeterminación se ha visto obstaculizada por la ocupación israelí, los conflictos armados entre Israel y los estados árabes vecinos, y la división interna entre los palestinos. En los últimos años, la comunidad internacional ha estado presionando a las partes para que lleguen a un acuerdo de paz y finalmente se logre un Estado de Palestina.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano fue dividido entre las potencias vencedoras. Palestina, en aquel entonces un territorio otomano, fue cedido a Gran Bretaña para su administración de acuerdo al Tratado de San Remo de 1920.
En 1922, el mandato británico sobre Palestina fue ratificado por la Sociedad de Naciones. Este mandato se extendió hasta 1948, cuando los británicos abandonaron el territorio y la comunidad internacional reconoció la existencia de dos estados: el Estado de Israel y el Estado Árabe de Palestina, aunque este último no logró consolidarse.
Durante la ocupación británica, los judíos empezaron a llegar a Palestina, especialmente desde Europa, donde las comunidades judías habían sido duramente perseguidas. Esta inmigración fue aceptada por los británicos, quienes la consideraron como una forma de poblar el territorio palestino.
Sin embargo, la inmigración judía generó cierto descontento entre la población árabe ya establecida en Palestina. Esta situación generó enfrentamientos entre las dos comunidades, que resultaron en grandes movilizaciones anticoloniales.
Mientras los conflictos entre judíos y árabes palestinos aumentaban, el poder británico comenzó a decaer. Finalmente, el 15 de mayo de 1948, la administración británica sobre Palestina llegó a su fin.
La Segunda Guerra Mundial terminó en 1945, y el futuro de Palestina quedó para ser decidido. Durante el mandato británico, los árabes y los judíos tenían fuertes diferencias y hacían constantes reclamos por los mismos territorios. En 1947, las Naciones Unidas decidió dividir Palestina en dos estados, uno judío y uno árabe, además de asignar algunas áreas a Jordania. Este acuerdo fue rechazado por los árabes y esto dio inicio a la primera guerra árabe-israelí de 1948.
Al final de la guerra, Israel recibió el control de la mayor parte del territorio palestino, mientras que Jordania recibió el control de la región occidental de Cisjordania. Esto significó que el Estado de Palestina nunca se llegó a formar, a pesar de que muchos palestinos habían esperado que esto sucediera. Durante esta guerra, cientos de miles de palestinos se vieron forzados a emigrar a otros países.
Después de estos acontecimientos, la situación en la región se mantuvo tensa durante décadas. El conflicto árabe-israelí continuó con más guerras en 1956, 1967 y 1973. En estas guerras, Israel se apoderó de más territorios palestinos, incluyendo la Franja de Gaza y el Monte de los Olivos de Jerusalén Oriental. Esto causó que el número de refugiados palestinos aumentara más, y aunque algunos volvieron a sus hogares, muchos otros se quedaron en refugios en la región de Medio Oriente.
En los años posteriores, el gobierno israelí construyó un muro de separación para aislar a los palestinos, lo que provocó más críticas de la comunidad internacional. En los últimos años, se han llevado a cabo algunos intentos de paz entre los dos lados para finalmente encontrar una solución pacífica, pero hasta ahora no se ha logrado un acuerdo definitivo. La situación en la región sigue siendo muy tensa y la cuestión palestina sigue sin resolverse.
Palestina es una región geográfica situada en el sureste de la península de Oriente Medio que ha sido disputada por diversas civilizaciones a lo largo de la historia. Los primeros conquistadores de la zona fueron los asirios, que llegaron en el siglo IX a.C. y la sometieron a un régimen de esclavitud. Los asirios fueron seguidos por los babilonios, que tomaron el control de Palestina en el siglo VI a.C. Después de la caída de Babilonia, los persas tomaron el control de la región y la gobernaron durante 200 años hasta que la conquistaron los griegos durante la campaña de Alejandro Magno en el siglo IV a.C. Los romanos llegaron a Palestina en el 63 a.C., y la conquistaron y gobernaron durante 400 años. Los romanos construyeron una serie de fortificaciones y ciudades que todavía se pueden ver hoy en día. Durante su dominio, el cristianismo se extendió por la región. Después de la caída de los romanos, la región fue conquistada por los musulmanes árabes en el siglo VII, y desde entonces ha estado bajo el control de regímenes musulmanes, con algunos períodos de dominación cristiana durante la Edad Media. En el siglo XX, el control de la región pasó de los otomanos a los británicos, y luego a los israelíes tras la guerra de los Seis Días de 1967.
Los palestinos son un pueblo que ha soportado una larga historia de sufrimiento, explotación y discriminación. Los palestinos son reconocidos como uno de los pueblos más pobres del mundo. Desde 1948, cuando se creó el estado de Israel, los palestinos han estado sufriendo la ocupación militar y la opresión por parte del estado israelí. Estas políticas de ocupación han provocado una gran cantidad de muertes y violaciones de los derechos humanos de los palestinos, así como el desplazamiento de miles de personas. Los palestinos también han estado sufriendo la discriminación y la desigualdad en el acceso a los recursos, como la tierra, el agua y el trabajo.
Durante el año 2017, la situación de los palestinos empeoró aún más debido a la negativa de Israel de permitirles vivir en un estado independiente. Esto ha provocado un gran descontento entre la población palestina, que ha llevado a la violencia y a la confrontación entre palestinos e israelíes. Los palestinos también han estado sufriendo el bloqueo de Gaza, que ha afectado a la economía de la zona y ha empobrecido aún más a la población.
En la actualidad, la situación de los palestinos sigue siendo muy difícil debido a la falta de una solución política que permita la existencia de un estado palestino. El ocupante israelí continúa violando los derechos humanos de los palestinos y la situación de los refugiados palestinos sigue siendo precaria. A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional por mejorar la situación, la discriminación y el sufrimiento de los palestinos sigue siendo una realidad.