El lunes se reza el Misterio Luminoso del Rosario. Esta parte del santo rezo consiste en diez peticiones al Señor en relación con los episodios de la vida de Jesús. Se inicia con una oración de apertura, llamada el “Padrenuestro” y diez “Avemarías”, cada una de ellas seguida de una meditación. Estas meditaciones son acerca de los acontecimientos en la vida de Jesús relacionados con cada una de las diez peticiones, que son los misterios luminosos.
Los misterios luminosos del Rosario se rezan el lunes y los jueves. Estos misterios abarcan los acontecimientos de la vida de Jesús desde su bautismo hasta su Ascensión al Cielo. Estos incluyen su bautismo en el Jordán, su primera predicación, la Transfiguración, la institución de la Eucaristía, la oración en el Huerto de los Olivos, la flagelación, la coronación de espinas, la Crucifixión y la Resurrección. Por último, se recuerda su Ascensión al Cielo.
Los misterios luminosos se rezan para recordarnos que la luz de Dios se hizo carne en Jesús. Esta es la verdadera luz que está en nuestro corazón. Esta luz nos motiva a vivir de acuerdo a los mandamientos de Dios, a manifestar con nuestras obras el amor de Dios y a luchar por alcanzar la santidad. Esta luz nos recuerda que cada vez que nos alejamos de Dios, nosotros nos sumergimos en la oscuridad.
Rezar los misterios luminosos del Rosario el lunes es una forma de acercarnos a Dios y de recordar la luz de su amor. Al meditar los misterios del Rosario, nosotros nos unimos a la vida de Jesús y nos acercamos a su corazón. Esto nos ayuda a vivir nuestra vida como Jesús vivió la suya.