La ética de Weber es una teoría ética desarrollada por el filósofo alemán Max Weber. Esta teoría se basa en la idea de que el hombre es un ser racional que toma decisiones éticas basadas en principios que él mismo se ha impuesto. Weber sostenía que los principios éticos deben ser evaluados desde una perspectiva moral, y que las acciones éticas no deben ser juzgadas como buenas o malas, sino como útiles o nocivas para la sociedad. Weber señaló que la ética no puede ser determinada por la religión, el gobierno o el Estado, sino que debe ser una elección personal del individuo. Esta teoría se basa en la idea de que los valores morales son relativos y que los individuos deben tener la libertad de elegir sus propios principios éticos.
Weber argumentaba que el hombre es el único responsable de sus propias acciones éticas y que estas deben ser evaluadas según sus propios principios, no los de la sociedad. Esta teoría está relacionada con el principio de la autonomía moral, que se refiere a la libertad individual para decidir sobre sus propios principios éticos. Para Weber, la ética es una cuestión de responsabilidad individual, y no de la imposición de los valores de la sociedad o del Estado. Esta teoría, a diferencia de muchas otras, se basa en la idea de que el hombre es racional y puede tomar decisiones éticas basadas en principios propios.
La ética de Weber se ha convertido en una teoría muy influyente, y ha sido adoptada por muchos pensadores contemporáneos como una base para el análisis ético. Esta teoría se aplica a muchas situaciones, desde el mundo de los negocios hasta el campo de la ética médica, y ha servido como una guía para la toma de decisiones éticas. La ética de Weber proporciona una forma de entender el comportamiento humano desde una perspectiva moral, y es una forma útil de evaluar las decisiones éticas.