Los dos crucificados con Jesús eran delincuentes comunes que habían sido condenados a muerte. Según los evangelios, uno de ellos se burló de Jesús mientras que el otro reconoció su inocencia y pidió su perdón.
Estos dos hombres fueron crucificados junto a Jesús en el Gólgota, una colina situada a las afueras de Jerusalén. La crucifixión era una forma de ejecución romana que se reservaba para los criminales más despreciables y estaba destinada a infligir el máximo dolor y humillación.
La presencia de estos dos hombres en la cruz junto a Jesús tiene un significado simbólico en la religión cristiana. Por un lado, representa la idea de la justicia divina y la necesidad de redimirse de los pecados. Por otro lado, también nos recuerda que Jesús murió por todos los pecadores, incluso por los más vilipendiados y marginados.
Aunque no se sabe mucho de la vida de estos dos hombres, su historia ha sido objeto de numerosas interpretaciones y debates teológicos a lo largo de la historia. Algunos han argumentado que representan el bien y el mal, mientras que otros creen que son un ejemplo de la misericordia divina y la necesidad de arrepentirse antes de morir.
En la crucifixión de Jesús, dos malhechores fueron también crucificados con él. Estos hombres eran conocidos como los ladrones o los bandidos.
La Biblia no da sus nombres exactos, sino que los describe como uno situado a su derecha y otro a su izquierda. Sin embargo, algunos textos apócrifos les han dado nombres. Por ejemplo, el Evangelio de Nicodemo señala que uno de ellos se llamaba Gestas y el otro Dismas.
La figura de Dismas ha inspirado la leyenda de que era un ladrón arrepentido y convertido al cristianismo en sus últimos momentos, mientras que Gestas era un bandido impenitente. Esta interpretación basada en la tradición popular ha sido reflejada en algunas obras de arte y literatura.
En cualquier caso, los dos malhechores crucificados junto a Cristo representan el contraste entre la salvación y la condena. Mientras que Cristo muere para expiar los pecados de la humanidad, los malhechores mueren por sus propias faltas. La figura de Dismas en particular se ha convertido en un símbolo de la misericordia divina para aquellos que se arrepienten de sus pecados.
En la Biblia, Dimas y Gestas son dos ladrones que fueron crucificados junto con Jesús en la colina del Gólgota. A menudo se les conoce como "los ladrones crucificados" o "los ladrones penitentes".
A pesar de que ambos fueron condenados a muerte por sus crímenes, sus reacciones frente a la presencia de Jesús en la cruz fueron muy diferentes. Dimas, también conocido como el Buen Ladrón, se arrepintió de sus pecados y reconoció la divinidad de Jesús, pidiéndole que se acordara de él en Su reino. Jesús le respondió: "Hoy estarás conmigo en el paraíso".
Por otro lado, Gestas se burló de Jesús, instando a que Él se salvara a sí mismo y a ellos, si era en realidad el Mesías. Gestas se aferró a su orgullo y su incredulidad, y no mostró ningún signo de arrepentimiento, rechazando así la gracia y la misericordia de Dios.
La historia de Dimas y Gestas se ha convertido en una poderosa lección sobre la elección que cada uno hace frente a la vida, y cómo esto puede influir en nuestro destino eterno. Su ejemplo nos recuerda que siempre es posible arrepentirse y aceptar la salvación de Dios, incluso en nuestros últimos momentos.
La historia de Dimas y Gestas se menciona en la Biblia como los dos criminales que fueron crucificados junto a Jesús en el Calvario. Durante el momento de agonía de Jesús en la cruz, tanto Dimas como Gestas intercambiaron palabras con él.
Dimas, conocido como el "buen ladrón", se volvió hacia Jesús y le pidió que se acordara de él en su reino. Jesús le respondió con amor, asegurándole que estaría con él en el Paraíso ese mismo día.
Mientras tanto, Gestas, el "malo ladrón", se burló de Jesús y lo desafió a que salvara a los tres de la crucifixión. Jesús no respondió a las provocaciones de Gestas.
En este momento crucial en la historia de la cristiandad, Jesús demostró su amor y compasión incluso hacia aquellos que lo crucificaron. La respuesta de Jesús a la petición de Dimas muestra que aún en los momentos más oscuros de nuestra vida, todavía hay esperanza y amor disponibles para aquellos que claman por él.
Según la narración bíblica en los evangelios, cuando Jesús fue crucificado, también fueron crucificadas dos personas más a su lado.
Estos dos hombres eran ladrones y habían sido condenados a muerte por sus crímenes. Uno de ellos se burló de Jesús, mientras que el otro le pidió perdón y reconoció que Jesús era inocente.
Es importante recordar que la crucifixión era una forma de castigo común en la época romana, por lo que la presencia de otros que habían sido condenados a muerte no era inusual.
Sin embargo, la presencia de estos dos hombres junto a Jesús en la cruz se ha convertido en un símbolo importante en el cristianismo, resaltando la redención y la penitencia.
En resumen, solamente dos personas más fueron crucificadas junto a Jesús, ambos ladrones condenados a muerte por sus crímenes.