Jesús enseñó muchas cosas muy importantes durante su ministerio en la Tierra, pero una de las enseñanzas más significativas fue aquella relacionada con los niños. Él se enfocó en mostrar a sus discípulos y a todo aquel que lo escuchaba cómo los niños son importantes en el Reino de los Cielos.
Jesús explicó que los niños son importantes en el Reino de los Cielos porque ellos tienen una sencillez y humildad única que les hace ver las cosas de una manera especial. Jesús dijo: "Dejen que los niños vengan a mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos" (Mateo 19:14).
Además, Jesús enseñó a sus discípulos que no se deben menospreciar a los niños, sino que debemos ser como ellos. Él dijo: "En verdad les digo que si no cambian y se hacen como niños, no entrarán al Reino de los Cielos" (Mateo 18:3). Jesús sabía que los niños tienen una pureza y sinceridad especial que nosotros, como adultos, solemos perder con el tiempo.
Por tanto, Jesús nos pide que apreciemos a los niños y que seamos como ellos en nuestra fe y actitudes. En lugar de menospreciarlos o ignorarlos, debemos abrirles nuestras puertas y ayudarles a crecer en la fe de la misma manera que somos nosotros guiados por nuestro Padre Celestial.