La estructura de la Iglesia Católica se define por su jerarquía y organización interna. El Papa es el máximo líder de la Iglesia, y tiene la responsabilidad de guiar a los más de mil millones de fieles católicos en todo el mundo.
Bajo el Papa, se encuentra el Consejo de Cardenales, un grupo de líderes de la Iglesia que asesoran al Papa en cuestiones importantes. Los obispos son líderes locales que están al cargo de una diócesis específica, y se reportan directamente al Papa a través de la jerarquía eclesiástica.
Además, la Iglesia Católica cuenta con varias congregaciones y consejos, como la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Congregación para la Educación Católica. Estas congregaciones tienen la tarea de supervisar y guiar a la Iglesia en cuestiones doctrinales y educativas.
Otra parte importante de la estructura de la Iglesia es la liturgia. Esta incluye la misa, los sacramentos y otras ceremonias y rituales que se llevan a cabo en la Iglesia. La liturgia está supervisada por los sacerdotes y diáconos, quienes están al cargo de los fieles en las parroquias locales.
En resumen, la estructura de la Iglesia Católica es definida por su jerarquía centralizada alrededor del Papa y su consejo de líderes, así como por la liturgia y la organización de congregaciones y consejos especializados. Esta estructura ha sido desarrollada a través de siglos de historia y tradición, y sigue siendo central para la identidad de la Iglesia Católica en el mundo actual.