Jesús era un rabino itinerante que se dedicaba a enseñar a las personas la palabra de Dios. Uno de los lugares donde se reunían los judíos para escuchar las enseñanzas era en las sinagogas, que eran edificios dedicados al culto y la enseñanza de la religión.
En las sinagogas, Jesús solía hablar sobre la importancia de la fe y la misericordia. Enseñaba a las personas que debían amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a ellos mismos. También hablaba sobre la humildad, enseñando que la verdadera grandeza no está en el poder o la riqueza, sino en ser un servidor de los demás.
Otra de las enseñanzas de Jesús en las sinagogas era sobre el perdón. Enseñaba que debemos perdonar siempre, incluso a aquellos que nos han hecho daño. También hablaba sobre la importancia de la justicia y la verdad, enseñando que debemos hacer lo correcto aunque sea difícil o no sea popular.
Jesús también hablaba a menudo sobre la vida eterna, enseñando que todos tenemos la posibilidad de heredar el Reino de Dios si seguimos sus enseñanzas. Les hablaba sobre cómo podrían encontrar la felicidad verdadera y duradera a través del amor, la oración y la obediencia a Dios.
Las enseñanzas de Jesús en las sinagogas eran profundas y impactantes, y muchas personas se sintieron atraídas por su mensaje. Sus enseñanzas han sido recordadas y transmitidas a través de los siglos, y siguen siendo una fuente de inspiración y sabiduría espiritual para millones de personas en todo el mundo.
La sinagoga era un lugar donde la comunidad judía se reunía para adorar y aprender. En ella, se enseñaba la Ley judía en todas sus facetas, incluyendo el estudio de la Torá, los profetas y los escritos sagrados. Los judíos creían que su religión era un camino de vida y que el conocimiento de la Torá era esencial para cumplir con el deber religioso.
Los maestros de la sinagoga eran llamados Rabbis y tenían la responsabilidad de enseñar las leyes y tradiciones judías. A menudo, los rabbis utilizaban una técnica de enseñanza llamada "Midrash", que era un método de interpretación para encontrar significados profundos en las Escrituras. Además, se discutían eventos actuales y se proporcionaban consejos prácticos para la vida diaria.
En la sinagoga, también se enseñaban lecciones de fe, sobre la necesidad de mantener una vida moral y ética y la importancia de estudiar y adorar a Dios. Las ceremonias religiosas como el Shabat y las festividades judías se celebraban en la sinagoga, lo que permitía a la comunidad reunirse y fortalecer su fe.
Jesús entró en la sinagoga del pueblo y se ofreció a leer un pasaje de las escrituras hebreas a la gente allí presente. Al tomar el rol del lector, Jesús estaba llevando a cabo una práctica común en aquellos tiempos. Después de que le entregaron el libro, Jesús comenzó a leer en voz alta.
El pasaje que le tocó leer se encontraba en el libro de Isaías, y se trataba de una profecía que indicaba que el Mesías sería enviado para proclamar buenas nuevas a los pobres, para liberar a los cautivos y para que los ciegos pudieran ver de nuevo. Éste fue un momento importante en la vida de Jesús, porque en cierto modo era la confirmación de que había sido llamado para cumplir ese sueño profético. Jesús estaba revelando su identidad a los que lo escuchaban, y dejaba claro que era el enviado de Dios.
Jesús quiso trasmitir un mensaje a sus seguidores y oyentes y dijo: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír". Con estas palabras, él estaba anunciando que había sido enviado por Dios para cumplir su propósito, y para establecer su reino aquí en la Tierra.