En el Nuevo Testamento, Jesús habló del diezmo en varias ocasiones. Como parte de la ley judía, el diezmo era una práctica común en el tiempo de Jesús. Sin embargo, Jesús habló acerca del diezmo de manera muy diferente a como se había enseñado anteriormente.
Jesús enfatizó la importancia de dar el diezmo, pero también habló sobre la necesidad de hacerlo con un espíritu correcto. Jesús dijo en Mateo 23:23: "Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello."
Jesús estaba diciendo que no solo debemos preocuparnos por cumplir una regla o un mandamiento. Debemos hacerlo con un corazón sensible y una disposición dispuesta a ayudar a los demás. No debemos dejar de lado la justicia, la misericordia y la fe.
Además, Jesús habló sobre cómo dar al necesitado es similar al dar al Señor. En Mateo 25:40, Jesús dijo: "En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis."
Esto significa que al dar al necesitado, estamos dando a Jesús mismo. Es importante recordar que el diezmo no solo es sobre cumplir una regla. Es sobre obedecer a Dios y ayudar a los necesitados mientras lo hacemos.
En términos generales, Jesús nos enseñó a dar el diezmo con un corazón correcto. Debemos hacerlo no solo por la regla, sino por amor y compasión hacia los demás. Al hacerlo, estamos demostrando nuestra obediencia a Dios y nuestra preocupación por los necesitados de nuestro prójimo.
El diezmo es un tema que ha sido debatido y discutido a lo largo de la historia de la iglesia. Se ha convertido en una práctica común alrededor del mundo. En el Nuevo Testamento se hace referencia al diezmo en varios pasajes.
Uno de los pasajes más importantes en el Nuevo Testamento que habla del diezmo se encuentra en el libro de Mateo, capítulo 23, versículos 23-24. Allí, Jesús enseña a los fariseos acerca de la importancia del diezmo, diciéndoles que debían practicarlo, pero también les advertía que no debían descuidar otros aspectos más importantes de la ley.
Otro pasaje que habla sobre los diezmos en el Nuevo Testamento se encuentra en el libro de Lucas, capítulo 11, versículos 42. Allí, Jesús les dice a los fariseos lo mismo que les había dicho en Mateo 23, añadiendo que no debían olvidar la justicia y el amor de Dios.
En el libro de Hebreos, capítulo 7, los escritores comparan a Jesús con Melquisedec y hacen referencia al diezmo, mencionando el hecho de que Abraham le dio el diezmo a Melquisedec, lo que indica que el diezmo ya existía antes de la ley mosaica.
En resumen, aunque el diezmo no es tratado extensamente en el Nuevo Testamento, se puede ver que es una práctica que se utilizaba en la época de Jesús y que él mismo animó a los fariseos a llevarla a cabo. Sin embargo, el énfasis siempre estuvo en que no se debía descuidar otros aspectos importantes de la ley de Dios.
Uno de los temas que ha generado controversias en la historia de la Iglesia es el de los diezmos, es decir, el décimo de los ingresos que se destinan a la Iglesia. Jesús habló de esto en varias ocasiones, sobre todo en el Evangelio de Mateo.
En una de sus enseñanzas, Jesús mandó a sus discípulos a que no se preocuparan tanto por el dinero y las posesiones materiales, sino que buscaran primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les daría por añadidura. Es decir, lo más importante no es el dinero, sino el compromiso con Dios y su voluntad.
Otro pasaje de la Biblia en el que habla de los diezmos es cuando criticó a los fariseos por su hipocresía y falta de compasión hacia los necesitados. Les reprochó que daban el diezmo de todo lo que tenían, incluso de las hierbas más pequeñas, pero descuidaban la justicia, la misericordia y la fe. Es decir, no se trata solo de cumplir la ley, sino de vivirla con coherencia y amor.
Finalmente, Jesús habló del diezmo en términos de generosidad y gratitud. En el Evangelio de Lucas se narra la historia de una viuda pobre que dio dos monedillas en la ofrenda del templo, mientras que los ricos daban grandes cantidades. Jesús elogió a la viuda por su actitud de generosidad y desprendimiento, porque dio todo lo que tenía para honrar a Dios. No se trata de cumplir una norma, sino de dar con amor y alegría.
El diezmo en el Nuevo Testamento es un tema que ha sido discutido con frecuencia entre los seguidores de la religión cristiana. El diezmo es la contribución que se realiza para apoyar la labor de la iglesia y de los líderes religiosos, y su origen se remonta a la antigüedad. A pesar de que el Nuevo Testamento no habla de manera explícita sobre el diezmo, se mencionan algunas referencias indirectas.
La primera mención indirecta del diezmo en el Nuevo Testamento se encuentra en el Evangelio de Mateo, donde Jesús habla con los fariseos y les reprocha que se centren en el diezmo mientras descuidan otros aspectos más importantes de la ley, como la justicia y la misericordia. Este mensaje de Jesús sugiere que no debemos centrarnos únicamente en el cumplimiento de la ley en el ámbito del diezmo, sino que debemos tener una actitud más amplia hacia la justicia y el amor hacia nuestros semejantes.
En otra ocasión, Jesús habla con sus discípulos sobre la viuda que realiza una ofrenda de dos monedas, y les dice que ella ha dado más que los demás porque ha dado todo lo que tenía. Este ejemplo refleja una actitud de generosidad y entrega por parte de quienes decidimos contribuir con los recursos que Dios nos ha dado.
En resumen, aunque el Nuevo Testamento no presenta una doctrina explícita sobre el diezmo, sí nos deja algunas enseñanzas indirectas sobre cómo debemos relacionarnos con él. El foco no debe estar en el cumplimiento mecánico de una ley, sino en tener una actitud de amor hacia Dios y hacia nuestros semejantes, reconociendo que todo lo que tenemos se lo debemos a Él. Por lo tanto, si decidimos dar el diezmo, debemos hacerlo con una actitud de generosidad y entrega, reconociendo que es un acto de gratitud hacia Dios por todo lo que Él nos ha concedido.
El diezmo era una práctica común en el Antiguo Testamento, donde se exigía que la población diera la décima parte de sus ganancias al templo o al sacerdocio. Sin embargo, cuando Jesús llegó, él tenía una actitud diferente hacia el diezmo.
En Lucas 11:42, Jesús critica a los fariseos por ser escrupulosos al diezmar la menta, el eneldo y el comino mientras descuidan los aspectos más importantes de la ley, como la justicia y el amor de Dios.
Jesús no está rechazando el diezmo en sí mismo, pero muestra que el acto de darlo no es lo que hace a alguien justo ante Dios. De hecho, en otros pasajes del Nuevo Testamento, como en Mateo 23:23, Jesús defiende la práctica del diezmo, pero enfatiza que no debe hacerse a costa de las relaciones y la ética.
En resumen, la actitud de nuestro Señor hacia el diezmo no es negativa, sino que destaca la importancia de la justicia y el amor de Dios. Dar el diezmo debe ser un acto de generosidad y solidaridad, pero no debe usarse como excusa para descuidar otras áreas importantes de la vida cristiana.