Jesús conoció a Pedro en las orillas del mar de Galilea. Pedro era pescador junto con su hermano Andrés, y estaban lanzando sus redes al mar cuando Jesús los vio. Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres" (Mateo 4:19).
Desde ese momento, Pedro se convirtió en uno de los discípulos más cercanos a Jesús. Acompañó a Jesús en sus enseñanzas y milagros, presenciando cómo Jesús sanaba a los enfermos, daba de comer a multitudes y predicaba el Reino de Dios.
Un momento destacado en la relación entre Jesús y Pedro ocurrió cuando Jesús les preguntó a sus discípulos: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro respondió: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mateo 16:15-16). Jesús elogió la respuesta de Pedro y le dijo que sobre esa confesión construiría su iglesia.
A pesar de su cercanía con Jesús, Pedro también tuvo momentos de debilidad y duda. Durante la crucifixión de Jesús, Pedro negó conocerlo tres veces, pero luego se arrepintió amargamente. Después de la resurrección de Jesús, Pedro fue restaurado y se convirtió en un líder clave en la propagación del evangelio.
En resumen, Jesús conoció a Pedro en las orillas del mar de Galilea y lo llamó para ser su discípulo. A lo largo de su tiempo juntos, Pedro se convirtió en un seguidor fiel y también experimentó momentos de debilidad. Sin embargo, su relación con Jesús fue restaurada y Pedro se convirtió en un pilar fundamental en la expansión del cristianismo.
Pedro estaba pescando en el Mar de Galilea cuando Jesús lo llamó. En ese momento, Pedro se encontraba en su barca junto a otros pescadores. El sol brillaba intensamente y el agua estaba tranquila. Pedro había pasado la noche trabajando arduamente, pero hasta ese momento no había logrado ninguna captura. Frustrado y cansado, lanzó su red una vez más al agua.
Fue entonces cuando Jesús apareció en la orilla y llamó a Pedro. Las palabras de Jesús resonaron en el corazón de Pedro, quien dejó de lado su pesca y se acercó a él. Pedro tenía una mezcla de emociones: curiosidad, sorpresa y encanto. No sabía quién era aquel hombre, pero sentía una conexión especial con él.
Jesús le dijo a Pedro que siguiera sus instrucciones y lanzara la red nuevamente al agua. Pedro confiaba en las palabras de aquel hombre y obedeció. Para su asombro, la red se llenó repentinamente de una gran cantidad de peces. Pedro y sus compañeros se sorprendieron por la abundante pesca y se dieron cuenta de que estaban en presencia de alguien extraordinario.
Pedro se postró frente a Jesús y reconoció que era un pecador. Jesús le dijo que no tuviera miedo, porque a partir de ese momento sería pescador de hombres. Pedro sabía que su vida cambiaría para siempre. Dejó su trabajo como pescador y siguió a Jesús, convirtiéndose en uno de sus discípulos más cercanos y fieles.
En la historia bíblica, Jesús se le aparece a Pedro en varias ocasiones importantes. Una de estas apariciones tiene lugar después de la resurrección de Jesús. Pedro, junto con otros discípulos, había estado pescando toda la noche sin éxito. Jesús, sin que ellos lo supieran, se acercó a la orilla y les dijo que echaran sus redes al lado derecho del bote. Después de hacerlo, capturaron una cantidad sorprendente de peces. Fue entonces cuando Pedro se dio cuenta de que era Jesús y, en su emoción, se lanzó al agua para encontrarse con él.
Otro momento importante en el que Jesús se aparece a Pedro es después de su negación. Durante la última cena, Jesús le había dicho a Pedro que lo negaría tres veces antes de que el gallo cantara. A pesar de sus promesas de lealtad, Pedro efectivamente niega conocer a Jesús tres veces durante la noche en la que fue arrestado y juzgado. Después de la resurrección de Jesús, se le aparece a Pedro en la playa y le pregunta tres veces si lo ama. Pedro, ahora humilde y arrepentido, responde afirmativamente las tres veces. Jesús le encarga entonces a Pedro que cuide y alimente a sus seguidores, demostrando así su perdón y restauración hacia él.
La última aparición de Jesús a Pedro tiene lugar poco antes de la ascensión. Jesús se encuentra con sus discípulos en Galilea y, mientras caminan juntos, le pregunta a Pedro si lo ama. Pedro, confirmando su amor por Jesús, recibe la comisión de apacentar las ovejas de Jesús. Jesús le predice que en el futuro Pedro sería llevado a lugares donde no quisiera ir, haciendo referencia a su martirio. Aunque Pedro se entristece por esta predicción, sabe que su amor por Jesús le dará la fuerza para enfrentar cualquier desafío que se le presente.
Jesús se le aparece a Pedro en momentos cruciales de su vida y ministerio. Estas apariciones fortalecen la fe y la confianza de Pedro en Jesús, y lo preparan para llevar adelante la misión que Jesús le ha encomendado. A través de estas apariciones, Pedro aprende importantes lecciones sobre humildad, arrepentimiento y amor sacrificial. Su relación con Jesús se profundiza y se fortalece, preparándolo para el liderazgo que desempeñaría en la iglesia primitiva.
La edad de Pedro cuando Jesús lo llamó no está claramente especificada en las escrituras bíblicas. Sin embargo, podemos inferir algunas pistas que nos ayudan a tener una idea aproximada.
En primer lugar, se cree que Pedro era mayor que Jesús, ya que se menciona en la Biblia que Pedro tenía esposa e hijos, mientras que no hay registros que indiquen que Jesús haya estado casado o haya tenido descendencia.
Además, se sabe que Jesús comenzó su ministerio aproximadamente a los 30 años, según Lucas 3:23, que dice: "Y comenzó Jesús, cuando comenzó su ministerio, a tener como treinta años...".
Otro dato que podemos considerar es que Jesús eligió a Pedro entre sus discípulos al inicio de su ministerio público. Esto ocurrió después de que Jesús fuera bautizado por Juan el Bautista y superara las tentaciones en el desierto, lo que nos indica que Pedro tenía al menos 30 años en ese momento.
Basándonos en estas consideraciones, podemos concluir que Pedro tenía alrededor de 30 años cuando Jesús lo llamó para ser uno de sus discípulos.
Durante una conversación con sus discípulos, Jesús preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Simón Pedro, lleno del Espíritu Santo, respondió: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo". Jesús, satisfecho con su respuesta, declaró: "Bendito eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos".
Después de esta confesión, Jesús anunció la importancia de la declaración de Pedro diciendo: "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos".
Estas palabras revelan que Pedro fue elegido por Jesús para ser el fundamento de la Iglesia, el líder y el representante de la comunidad de creyentes. Esta confesión de fe de Pedro es fundamental en el cristianismo, ya que reconoce a Jesús como el Mesías prometido, el Hijo de Dios vivo.