La madre Esperanza, también conocida como María Josefa Alhama Valera, fue una religiosa española de gran importancia en la Iglesia Católica. Nació el 30 de marzo de 1893 en Santomera, en la Región de Murcia. Desde joven, mostró una gran vocación religiosa y decidió dedicar su vida al servicio de los demás.
La madre Esperanza es conocida por ser la fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, una congregación religiosa que se dedica a la atención de personas en situaciones de vulnerabilidad y a la difusión del mensaje cristiano. Durante su vida, la madre Esperanza destacó por su entrega y generosidad, y por su cercanía con los más necesitados.
Tras su fallecimiento el 8 de febrero de 1983, muchas personas se preguntan dónde está enterrada la madre Esperanza. Su último deseo fue ser enterrada en el convento de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia en Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja. En este lugar, la madre Esperanza pasó los últimos años de su vida y quiso descansar junto a sus hermanas y en medio de la paz y la tranquilidad que caracterizaban ese lugar.
Cada año, numerosos peregrinos acuden al convento para visitar la tumba de la madre Esperanza y rendirle homenaje. La madre Esperanza, con su labor y su ejemplo de vida, dejó un gran legado y es recordada como una mujer ejemplar, valiente y bondadosa.
La historia de la madre Esperanza nos enseña la importancia de la entrega y el compromiso con los demás, así como la importancia de luchar por la justicia y la solidaridad. Su mensaje sigue vivo hoy en día y su legado perdura en la labor de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Madre Esperanza nació el 1 de febrero de 1893 en el municipio de Santacara, en la provincia de Navarra, España. Su nombre de pila era María Josefa Alhama Valera. Desde muy joven, mostró una gran devoción y espiritualidad, lo que la llevó a buscar una vida consagrada a Dios.
A lo largo de su vida, Madre Esperanza fundó varias congregaciones religiosas, incluyendo la Orden de la Cruzada Eucarística, donde dedicó su vida a ayudar a los más necesitados y propagar el amor por la Eucaristía.
Madre Esperanza fue reconocida por su caridad y su capacidad de escuchar y ayudar a quienes acudían a ella en busca de consejo espiritual. También se destacó por su vocación misionera y por su amor incondicional hacia todos los seres humanos.
Por su gran labor y dedicación al servicio de los demás, Madre Esperanza fue ampliamente reconocida y admirada tanto en España como en otros países. Falleció el 8 de enero de 1983, dejando un gran legado de amor, solidaridad y fe en Dios.