Una confesión general es un acto de contrición que se realiza en la iglesia católica. El propósito de una confesión general es que los fieles puedan reconocer sus pecados por los que han caído en desgracia y hacer una penitencia para purificar sus almas. Para realizar una confesión general, primero se debe prepararse con una oración de contrición y arrepentimiento. Esta oración debe ser recitada de corazón. Una vez que esté preparado, el fiel debe hacer su confesión ante un sacerdote que le escuche. Se debe confesar todos los pecados, grandes y pequeños, que se hayan cometido desde la última confesión. Esto incluye sentimientos como la envidia, la lujuria y la ira. El sacerdote luego guiará al fiel por el camino de la contrición y le asignará una penitencia. Esta penitencia debe cumplirse para purificar la alma. Una vez que se complete la penitencia, el fiel recibirá una absolución, que es una bendición que le da al fiel el perdón de sus pecados. La confesión general ayuda a los fieles a reconciliarse con Dios y a crear una relación más estrecha con Él.
Cuando una persona se acerca a un confesionario para confesarse, hay una serie de preguntas y respuestas específicas que deben seguirse. Esta ceremonia consiste en una conversación entre el penitente y el sacerdote. El objetivo del penitente es expresar sus pecados, arrepentirse de ellos y recibir una absolución de los mismos. El primer paso en la ceremonia de confesión es el examen de conciencia. Esto implica que el penitente reflexione sobre sus pecados e identifique cuáles necesitan ser confesados. Una vez que el examen de conciencia se ha completado, el penitente comienza a confesarse. Es importante que el penitente sea honesto acerca de sus pecados y arrepentido por los mismos. La conversación se inicia con el penitente diciendo una oración de apertura como: "Bendito seas, Señor, porque me has creado a tu imagen." El sacerdote responderá entonces: "El Señor te bendiga. ¿Cuáles son tus pecados?". El penitente debe entonces enumerar sus pecados uno por uno, e identificar a cuáles se arrepiente y cuáles no. Después de enumerar todos sus pecados, el penitente debe recibir una penitencia por parte del sacerdote. Esta penitencia puede consistir en tareas como orar, hacer obras de caridad o ayunar. El penitente debe aceptar la penitencia y prometer cumplir con ella. Finalmente, el sacerdote le dará la absolución. El penitente debe entonces dar gracias y seguir la penitencia apropiadamente para obtener la absolución completa.