El diezmo es un tema muy debatido en la actualidad, especialmente en la Iglesia. Muchos se cuestionan su validez y otros se preguntan si realmente es obligatorio. Sin embargo, la Biblia claramente explica el concepto del diezmo.
El diezmo se menciona por primera vez en la Biblia en el libro de Génesis, donde Abraham le da una décima parte de todo lo que tenía a Melquisedec, el rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo. Este acto de Abraham muestra su obediencia y compromiso con Dios.
En el libro de Levítico, Dios ordena a los israelitas que entreguen la décima parte de todo lo que tienen, tanto de la cosecha, del ganado y de todo lo que hay en su propiedad. El propósito de este mandamiento era que los sacerdotes tuvieran lo necesario para su sustento y para el mantenimiento del templo, así como también para ayudar a los necesitados.
En el Nuevo Testamento, Jesucristo afirma que no vino a abolir la ley, sino a cumplirla. Por lo tanto, el diezmo sigue siendo una parte importante de nuestra adoración y obediencia. En el libro de Hebreos se menciona que Jesús es un sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec, el mismo rey a quien Abraham le entregó el diezmo.
En conclusión, el diezmo es una expresión de nuestra gratitud y compromiso con Dios, así como también una forma de apoyar la obra de la iglesia y de ayudar a los necesitados. Al entregar la décima parte de todo lo que tenemos, estamos reconociendo que todo lo que hemos recibido viene de Dios y que confiamos en él para nuestra provisión futura.
La pregunta sobre si el diezmo es obligatorio o no, ha sido un tema muy debatido en la comunidad cristiana. Pero antes de responder a esta pregunta, es necesario entender lo que es el diezmo.
El diezmo es una práctica antigua que consiste en dar el 10% de los ingresos a la iglesia. Esta práctica se menciona en el Antiguo Testamento, en el libro de Levítico 27:30, donde se ordena: "El diezmo de la tierra, sea de la semilla de la tierra, sea del fruto de los árboles, es de Yahvé; es cosa consagrada a Yahvé". Sin embargo, algunos argumentan que esta práctica fue exclusiva para la época del Antiguo Testamento y que el Nuevo Testamento no la menciona.
En el Nuevo Testamento, Jesús habla sobre el dinero en varias ocasiones y la importancia de usarlo sabiamente. En Mateo 6:21, Jesús dice: "Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón". Y en Lucas 12:34: "Donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón". Aunque no se menciona específicamente el diezmo, es evidente que la Biblia enseña la importancia de ser buenos administradores de nuestro dinero y usarlo en el servicio de Dios y de los demás.
En 2 Corintios 9:6-7, se nos recuerda que debemos dar con alegría y no de manera obligatoria: "Cada uno dé como propuso en su corazón, no de manera triste o necesaria, porque Dios ama al dador alegre". No se menciona la obligación de dar el 10% de nuestros ingresos, sino que debemos dar de acuerdo a lo que Dios nos ha prosperado y con un corazón agradecido.
En conclusión, aunque el diezmo se menciona en el Antiguo Testamento, no hay una referencia explícita en el Nuevo Testamento que lo obligue. Sin embargo, la Biblia nos enseña la importancia de ser buenos administradores de nuestro dinero y dar generosamente con alegría y gratitud.
Jesús habló frecuentemente sobre la importancia de la generosidad y del dar a los demás en el Nuevo Testamento. Sin embargo, es posible que muchos se pregunten qué dijo específicamente sobre el diezmo, una práctica religiosa común en la que se otorga el 10% de los ingresos a la iglesia.
En los Evangelios, Jesús menciona el diezmo en algunas ocasiones, aunque no con mucho énfasis. Por ejemplo, en Mateo 23:23, él dice: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezman la menta, el anís y el comino, y han descuidado los asuntos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto es lo que debieron haber practicado sin descuidar aquello." En este pasaje, Jesús critica a los líderes religiosos por enaltecer la práctica del diezmo sobre otros aspectos más importantes de la religión.
Sin embargo, a pesar de estas menciones, Jesús nunca se enfoca en enseñar sobre el diezmo específicamente, sino en la importancia de ser generoso y ayudar a los demás. En el pasaje de Lucas 21:1-4, él elogia a una pobre viuda por dar solo dos monedas pequeñas, aunque es todo lo que ella posee, mientras que los ricos dan grandes cantidades, pero solo como un gesto de ostentación. Esto muestra el valor más allá del diezmo que Jesús enseña: que las donaciones no tienen que ser grandes, sino que lo importante es dar con un corazón generoso.
En conclusión, aunque Jesús no habla directamente sobre el diezmo en el Nuevo Testamento, él enseña la importancia de ser generosos y ayudar a los demás sin importar la cantidad exacta que se da. El enfoque de Jesús está en la calidad de la donación y en el corazón detrás de ella, no solo en la cantidad.
La Biblia es clara en cuanto a las ofrendas y diezmos, ya que en ella se habla de estas prácticas en varios pasajes. En primer lugar, el diezmo se menciona en el Antiguo Testamento, específicamente en el libro de Levítico, donde se dice que es una ofrenda que se debe dar al Señor. El diezmo consiste en dar el 10% de nuestros ingresos a la iglesia o a los líderes religiosos.
Por otro lado, las ofrendas se mencionan en diferentes partes de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Las ofrendas son donaciones que hacemos a Dios con un propósito específico, como la construcción de una iglesia o la ayuda a los más necesitados. La Biblia nos enseña que debemos dar nuestras ofrendas de corazón y generosidad, sin esperar nada a cambio.
Es importante recordar que tanto el diezmo como las ofrendas son una forma de honrar a Dios y de poner en práctica nuestra fe. A través de estas prácticas, demostramos nuestra dependencia de Dios y nuestra confianza en que él proveerá para todas nuestras necesidades. Además, la Biblia nos asegura que quien da con generosidad, recibirá a su vez bendiciones del Señor.
La Biblia es clara en su enseñanza sobre el diezmo, que se refiere a la décima parte de los ingresos o recursos que se dan como ofrenda a Dios. Esta práctica se originó en la antigua ley mosaica y fue adoptada por muchas religiones cristianas.
El diezmo es una forma de expresar gratitud y confianza en Dios, reconociendo que todo lo que tenemos y ganamos es gracias a su provisión. La Biblia enseña que el diezmo es una contribución regular que debe ser dada con alegría y generosidad, aunque no es una obligación impuesta por la ley.
Cuando se da el diezmo, se está sembrando en el reino de Dios y confiando en su provisión. La Biblia promete que aquellos que dan generosamente recibirán en abundancia, pero no como una garantía de una riqueza material. En cambio, la Biblia enseña que Dios provee las necesidades de sus hijos de maneras no siempre esperadas.
El diezmo es una forma práctica de expresar la fe y la gratitud, y también de apoyar la obra de Dios en la tierra. La Biblia enseña que es una contribución voluntaria y que no hay un porcentaje específico que se deba dar, sino que cada persona debe decidir en su corazón cuanto dar y hacerlo con alegría y generosidad.