En el Antiguo Testamento, encontramos la historia de un joven llamado Samuel que fue llamado por Dios. El relato se encuentra en el libro de 1 Samuel 3. En este capitulo, se narra la historia de un profeta llamado Elí y su sobrino llamado Samuel. Elí era un sacerdote muy anciano, y Samuel estaba al cuidado de él en el templo. Un día, Samuel estaba durmiendo, cuando una voz lo llamó por su nombre. Elí le dijo a Samuel que si la voz volvía a llamarlo, él debía responder: "Habla, Señor, que tu siervo escucha". La voz se presentó como Dios, y le dijo a Samuel que le daría un mensaje a Elí acerca de su familia. Elí entendió entonces que Dios le estaba llamando a Samuel, y le dijo a Samuel que debía obedecer cualquier cosa que le dijera. Desde entonces, Samuel fue uno de los principales profetas de Israel, y recibió muchos mensajes de parte de Dios.
La historia de Samuel nos muestra cómo Dios llama a aquellos que son escogidos para servirle. Muchas veces, el llamado de Dios no es tan obvio como fue para Samuel. A veces, Dios nos llama por medio de una experiencia, una palabra, una visión, o la dirección de alguien más. También podemos sentir el llamado de Dios a través de la oración, la meditación, y la lectura de las Escrituras. Aunque el llamado de Dios es único para cada persona, todos estamos llamados a servirle de alguna manera. Sea cual sea la forma en que Dios te esté llamando, es importante que respondas con fe y obediencia.