La ceremonia de ofrendas es una parte fundamental de la cultura ancestral de México. La ofrenda consiste en una serie de elementos simbólicos que se presentan como regalo a los difuntos. En la procesión que se realiza durante esta ceremonia se llevan todos estos elementos hasta el lugar donde se encuentran los muertos.
La procesión comienza con la llegada de los allegados al cementerio. Se portan velas encendidas y se llevan flores, comida y bebida. La gente se viste de blanco, considerado un color que simboliza la pureza y la paz. La procesión se dirige hacia el lugar donde se colocará la ofrenda.
En la procesión también hay música y cánticos dedicados a la memoria de los seres queridos que ya no están en vida. Esto se hace para honrar su presencia y recordar los momentos felices que se compartieron con ellos. La música y los cánticos también tienen como objetivo atraer a los muertos para que se acerquen a la ofrenda.
Al momento de colocar la ofrenda, los elementos que la integran se distribuyen de manera simétrica. Se coloca a los lados y en el centro se deja un espacio para la fotografía del difunto. Algunos elementos, como la comida y la bebida, se colocan en la ofrenda para “alimentar” a los difuntos y así asegurarse de que estarán satisfechos y tranquilos.
En la procesión también se queman copal, que es una resina aromática, y se hace una oración para honrar a los muertos y pedir por su descanso eterno. La ceremonia concluye con el regreso de la procesión al lugar de inicio, con la sensación de haber cumplido con la tarea sagrada de honrar a los antepasados y amigos fallecidos.